Libro II
Eneas comienza a narrar desde el final de la guerra de Troya. Cuenta cómo los griegos supuestamente les regalaron un caballo de madera como muestra de paz. Tras unas discusiones – en las que muere Lacoonte por las serpientes de Poseidón, pues decía que el caballo era una trampa –, finalmente los troyanos introdujeron el caballo en su ciudad y comenzaron a festejar el supuesto fin de la guerra. En realidad, dentro del caballo estaban caudillos griegos como Ulises y Neoptólemo. Cuando los troyanos estuvieron embriagados, ellos salieron del caballo, hicieron estragos y abrieron las puertas de la ciudad al resto del ejército. Eneas ve en sueños a Héctor. Éste le pide que huya para restaurar Troya en otro lugar, pues ya nada podía salvarlos.
Eneas, sin embargo, combate a los griegos sin mucha suerte. Pirro da muerte a Príamo.
Venus también le aconseja a su hijo que huya con sus hombres y su familia. Eneas se va a buscarlos y su padre Anquises se rehúsa a huir. Entonces, cuando Eneas se disponía a volver al combate ven un augurio de Júpiter. Así Anquises acepta huir. Cuando corrían hacia el templo de Ceres, Creúsa – esposa de Eneas – se quedó atrás y nunca la volvieron a ver. Ya en el templo, se reúnen con otros troyanos que también acompañarían a Eneas en su viaje.
Venus también le aconseja a su hijo que huya con sus hombres y su familia. Eneas se va a buscarlos y su padre Anquises se rehúsa a huir. Entonces, cuando Eneas se disponía a volver al combate ven un augurio de Júpiter. Así Anquises acepta huir. Cuando corrían hacia el templo de Ceres, Creúsa – esposa de Eneas – se quedó atrás y nunca la volvieron a ver. Ya en el templo, se reúnen con otros troyanos que también acompañarían a Eneas en su viaje.
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